En la vida, todo llega. Incluso aquello que parece no llegar nunca. En ocasiones, hay cosas que se hacen esperar pero no nos viene mal ejercitar el arte de la paciencia para aprender a valorar las cosas tal y como son. Sin artificios, adornos, ni frustraciones innecesarias. Todo llega pero en ocasiones, la ignorancia emocional hace que nos demos por vencidos antes de tiempo cuando en realidad, tenemos posibilidades de salir victoriosos. La fuerza del corazón es infinita, te guía con fuerza como si fuese una brújula no sólo en el plano sentimental sino también, en el profesional. ¿Nunca has seguido la llamda de la intuición o de una corazonada?

En la vida todo llega, pero no es inteligente dejar que sea el azar quien te conduzca hacia la felicidad sino que eres tú mismo quien tienes que animarte a tomar con valentía las riendas de tu destino. Sin duda, existe el miedo al fracaso, existe la posibilidad de un error, pero también, es posible que todo salga bien, incluso mejor de lo que habías esperado. Es entonces cuando se produce la sorpresa de vivir en letras mayúsculas.

En la vida todo llega. Este mensaje se refleja en una palabra mágica: ESPERANZA. Una esperanza que tienes que alimentar dentro de ti mismo como si fuese un tesoro infinito que te da vida cuando la luz se apaga en el centro de tu alma. Aunque las cosas no siempre sucedan exactamente cuando tú esperabas, lo importante, es que un buen día, todo cambia y sin saber por qué, descubres que algo te ha pasado, que ya no eres el mismo de siempre porque tal vez, la fuente de todo cambio, reside en uno mismo. Todo llega cuando tú mismo te quieres de verdad de una forma incondicinal con tus luces y tus sombras.

Doctora en Filosofía