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DESPEDIRNOS, SEPARARNOS… Y SEGUIR SIENDO FELICES
5 noviembre, 2012
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Despedirnos, separarnos… definitivamente decir adiós a algo o a alguien causa dolor y no se puede evitar en el desarrollo de nuestra vida.

Conforme crecemos incorporamos a nosotros nuevas personas, vivencias y también a otras las dejamos atrás, diríamos que es ley de vida.

Algunas de estas separaciones, despedidas resultarán traumáticas debido a lo que significaban para nosotros y seguramente a lo que nos aportaban.

A ese camino de aceptación de la pérdida se le llama en psicología “duelo” y es “el tiempo necesario para la superación de la pérdida y adaptación a la vida sin lo que ya no está y hemos perdido”.

Esta perdida debería ser y será una oportunidad para crecer, tenemos que pensar que saldremos más fuertes de ella porque sacaremos más recursos para adaptarnos a estas nuevas situaciones que antes no existían, y con ello avanzar, aceptar la vida como viene y exprimirla para sacar el mayor jugo de ella.

Situaciones que nos pueden causar “duelo”:

–         Pérdida de seres queridos, separaciones, abandonos…

–         Relaciones rotas: pareja, amistad….

–         Cambios de lugar de residencia o trabajo

–         Momentos que se acaban

–         Deseos que no podemos realizar

 

Qué hace difícil este “duelo”:

Nuestra cultura: Nos han enseñado a pensar en negativo, tristeza y dolor como algo que no se supera y que la vida sin ello no tiene sentido o tiene bastante menos.

Frases culturales: – No soportaría la vida sin el/ella.

–         Sin ti no soy nada.

–         No puedo ser feliz si no tengo lo que deseo.

La tristeza es una emoción biológica natural y ¡tiene un final!, aunque si nos empeñamos en lo contrario nos hacemos un flaco favor y nos acercamos en exceso al sufrimiento.

 

Sentimiento de posesión: Si creo que algo es mío, lo agarro con tantas ganas y tengo tanto miedo a perderlo, que al separarme sin soltarlo, me rompo (desgarro) y rompo (destructivo).

 

Miedo a lo desconocido: Nos agarramos a lo que ha sido y esto nos impide vivir y disfrutar de lo que sigue (el aquí y ahora). Cuando estamos convencidos, es decir, creemos y confiamos en tirar para adelante nuestras posibilidades se incrementan una barbaridad.

 

Pasos a dar para superar el duelo y decir adiós:

–         Permitirnos estar tristes.

–         Aceptar el dolor y saber que tiene un final aunque nos sintamos solos, descentrados e impotentes.

–         Darnos tiempo, eso sí si al año sigo mal (triste) tengo que buscar ayuda.

–         Ver la perdida como una oportunidad de cambio y crecimiento (no como un fracaso personal). Se supera cuando podemos recordar lo que pasó sin dolor.

–         Sé amable y cuidadoso contigo, no te hagas daño.

–         Agradece y aprende a valorar las cosas más pequeñas.

–         Concéntrate en lo que tienes y ¡no en lo que perdiste!

–         Permite que lo antiguo deje de ser y deja pasar a lo nuevo que está por llegar.

–         Acepta la pérdida, confía en ti y sabes que tienes recursos de sobra para ¡vivir de nuevo y crecer!

 Raúl Labiano Beorlegui

Psicólogo y Psicopedagogo