Despedirnos, separarnos… definitivamente decir adiós a algo o a alguien causa dolor y no se puede evitar en el desarrollo de nuestra vida.
Conforme crecemos incorporamos a nosotros nuevas personas, vivencias y también a otras las dejamos atrás, diríamos que es ley de vida.
Algunas de estas separaciones, despedidas resultarán traumáticas debido a lo que significaban para nosotros y seguramente a lo que nos aportaban.
A ese camino de aceptación de la pérdida se le llama en psicología “duelo” y es “el tiempo necesario para la superación de la pérdida y adaptación a la vida sin lo que ya no está y hemos perdido”.
Esta perdida debería ser y será una oportunidad para crecer, tenemos que pensar que saldremos más fuertes de ella porque sacaremos más recursos para adaptarnos a estas nuevas situaciones que antes no existían, y con ello avanzar, aceptar la vida como viene y exprimirla para sacar el mayor jugo de ella.
Situaciones que nos pueden causar “duelo”:
– Pérdida de seres queridos, separaciones, abandonos…
– Relaciones rotas: pareja, amistad….
– Cambios de lugar de residencia o trabajo
– Momentos que se acaban
– Deseos que no podemos realizar
Qué hace difícil este “duelo”:
Nuestra cultura: Nos han enseñado a pensar en negativo, tristeza y dolor como algo que no se supera y que la vida sin ello no tiene sentido o tiene bastante menos.
Frases culturales: – No soportaría la vida sin el/ella.
– Sin ti no soy nada.
– No puedo ser feliz si no tengo lo que deseo.
La tristeza es una emoción biológica natural y ¡tiene un final!, aunque si nos empeñamos en lo contrario nos hacemos un flaco favor y nos acercamos en exceso al sufrimiento.
Sentimiento de posesión: Si creo que algo es mío, lo agarro con tantas ganas y tengo tanto miedo a perderlo, que al separarme sin soltarlo, me rompo (desgarro) y rompo (destructivo).
Miedo a lo desconocido: Nos agarramos a lo que ha sido y esto nos impide vivir y disfrutar de lo que sigue (el aquí y ahora). Cuando estamos convencidos, es decir, creemos y confiamos en tirar para adelante nuestras posibilidades se incrementan una barbaridad.
Pasos a dar para superar el duelo y decir adiós:
– Permitirnos estar tristes.
– Aceptar el dolor y saber que tiene un final aunque nos sintamos solos, descentrados e impotentes.
– Darnos tiempo, eso sí si al año sigo mal (triste) tengo que buscar ayuda.
– Ver la perdida como una oportunidad de cambio y crecimiento (no como un fracaso personal). Se supera cuando podemos recordar lo que pasó sin dolor.
– Sé amable y cuidadoso contigo, no te hagas daño.
– Agradece y aprende a valorar las cosas más pequeñas.
– Concéntrate en lo que tienes y ¡no en lo que perdiste!
– Permite que lo antiguo deje de ser y deja pasar a lo nuevo que está por llegar.
– Acepta la pérdida, confía en ti y sabes que tienes recursos de sobra para ¡vivir de nuevo y crecer!
Raúl Labiano Beorlegui